A pesar de todos los pasos dados por ETA, desde Octubre de 2011, hasta desmovilización en Mayo de 2018, a día de hoy, alrededor del 84% de los y las presas vascas se encuentran en primer grado penitenciario desde su encarcelamiento, cuando en el caso de la población reclusa en general, esta situación de primer grado, solo se aplica al 2,1%- Estamos, por tanto, y llevamos más de 30 años, con una medida de carácter excepcional y de aplicación solo a los presos y presas vascos.

El sistema de progresión de grados es el camino que los y las presas deben realizar para lo que el sistema penitenciario denomina, como reinserción en la sociedad.

Pero, a los presos y presas vascos, no se les permite realizar este camino. Es esta una condición que llevan exigiendo los diferentes Gobiernos españoles a los presos vascos, y cuando estos proceden a iniciar ese proceso, de manera sistemática, el Gobierno de turno y también los jueces, les deniegan ese derecho.

De las 115 solicitudes individuales realizadas hasta ahora, TRES han sido aceptadas , 69 rechazadas y quedan pendientes de revisión, 43.

Y se han producido a instancias directas de Instituciones penitenciarias, la progresión de 20 presos, de primero a segundo grado.

Y en el caso de la progresion de segundo a tercer grado, ninguna de las solicitudes ha sido aceptada. . Es decir, continuamos en la aplicación de un régimen de excepcionalidad, que si ya mientras ETA existía, no era aceptable, mucho menos lo es ahora, que la violencia de una de las partes, a desaparecido.

Queremos denunciar la situación que viven los y las presas de las prisiones de Villabona y Burgos. Ante la petición de progresión de grado realizado por los presos, la dirección de estas prisiones está realizando informes contrarios para así denegar de manera sistemática esta posibilidad, sin ninguna razón objetiva más allá de las ideológicas o políticas.

En este sentido, queremos recordar al ministro de Interior Grande Marlaska, que la sociedad vasca, en repetidas ocasiones, con el apoyo de sus instituciones y la mayoría de las fuerzas políticas y la unanimidad de las fuerzas sindicales, ha mostrado la necesidad y voluntad de dar pasos en pro de la convivencia y la paz y por el fin de esta política penitenciaria de carácter vengativo.

Estas negativas ante las peticiones de cambio de grado y la actitud que se está dando desde las direcciones de las prisiones, son contrarias a las declaraciones que tanto el ministro, como el presidente Sánchez han realizado en diferentes ocasiones estos últimos meses sobre un cambio en profundidad de la política penitenciaria.

Recordamos de paso al ministro de interior que, tras la multitudinaria manifestación del 12 de enero, realizamos una solicitud de reunión para tratar estos temas y hablar sobre esa hoja de ruta sobre el cambio penitenciario que tanto han anunciado. Mucho nos tememos y más tras la decisión de disolución de las Cortes, que esta reunión no se producirá.

Comentábamos al inicio, que tras la decisión de convocatoria de nuevas elecciones, queríamos hacer, también, un balance, sobre lo que han supuesto estos ocho meses de Gobierno, en relación a la situación de las cárceles.

El Pte. Sánchez anunció a comienzos de su mandato, su voluntad de dar pasos hacia un cambio en la política penitenciaria. Fueron unas declaraciones que crearon esperanzas no solo en el colectivo familiar de los presos y presas vascas, sino en una parte importante de la sociedad que consideraba y considera necesario, poner fin a una situación que llevamos padeciendo desde hace muchos años.

Estas declaraciones fueron repetidas, cuando menos en dos ocasiones por el Mtro.del Interior, pero se quedaron en eso; Palabras, palabras y palabras que nada han tenido que ver con una política valiente y humana de la situación de los presos y presas vascos. Anunciaron el fin de la política de alejamiento, pero los movimiento que hasta ahora se han realizado no suponen ni el inicio de ese fin de esta política.
SARE, desde nuestro nacimiento, hemos venido transmitiendo la necesidad de poner fin a esta vulneración de derechos. Hemos dicho, también, que acercarlos a 250 kms., de sus casas, puede suponer un tímido avance, pero en absoluto supone poner fin a la política de alejamiento que se aplica desde hace 30 años.

Continúan incumpliendo de esta forma, su propia normativa penitenciaria y obligando a los familiares de estos presos y presas a recorrer hasta 2.000 kms., para poder visitarles durante 30 o 40 minutos.

Las prisiones vascas tienen la capacidad de acoger a los y las presas vascas, por lo que, los movimiento que se han realizado hasta ahora siguen respondiendo a una lógica de doble castigo (hacia los y las presas y sus familiares) como a una lógica de venganza. Si, tal y como han anunciado de diversas ocasiones desde el actual gobierno, la política de alejamiento no tiene sentido una vez desaparecida ETA, ¿qué sentido tienen que los pocos movimientos que se están dando en este sentido, no sean para traer a los y las presas a las prisiones de Euskal Herria? Esto no es el fin de la política de alejamiento.

Además, tampoco se están dando pasos en cuanto a la situación urgente que viven los presos gravemente enfermos, que de la misma manera que el señor Zaplana tienen todo el derecho de ser tratados en sus hogares y en las mejores condiciones para que puedan hacer frente a su enfermedad antes de que esta sea irremediable.

Así pues, ante un nuevo ciclo de elecciones en estos próximos meses, que afecta tanto a las fuerzas políticas de Euskal Herria como del Estado Español, hacemos un llamamiento a los partidos políticos: si están a favor de la paz y la convivencia en este país, tengan en cuenta en esas hojas de ruta que presentarán durante estos meses a la ciudadanía, la necesidad y demandan mayoritaria de la sociedad vasca de acabar de una vez por todas con esta política penitenciaria que sigue causando tanto dolor y sufrimiento.

Somos conscientes que las reivindicaciones en las que trabaja SARE, no va a encontrar su mejor momento en un año eminentemente electoral, donde hay fuerzas políticas que continúan utilizando estos temas como arma arrojadiza contra el contrario.

Desde SARE, queremos, una vez más, exigir a todos ellos, que dejen de utilizar come elemento de confrontación la situación de los presos y presas vascos y se comprometan a buscar una solución definitiva.

Hablar hoy de paz, y de resolución, sin que se haya avanzado en la solución de los temas fundamentales que tenemos para buscar espacios de convivencia, como son:

1. Un acuerdo en el tratamiento a todas las victimas de las violencias, donde se deje de utilizarlas políticamente y se les proporcione reconocimiento y respeto.
2. y una solución definitiva a la situación de las cárceles y de los presos y presas vascos. Mientras las vulneraciones de derechos se mantengan, es una quimera poder hablar de espacios de convivencia.

En las búsqueda de una solución a estos objetivos, SARE se compromete una vez más a continuar trabajando y sobre todo a activar a la sociedad vasca. Una sociedad que ya demostró el pasado 12 de enero, que no quieren que en su nombre se vulneren los derechos de las personas presas.