Ya nadie lo puede negar: Es el momento de la resolución, la convivencia y la paz. Tras la fecha histórica que vivimos el pasado 4 de mayo, se nos ha abierto de par en par la oportunidad de poner fin a ese largo ciclo que ha generado tantos sufrimientos, y de hacerlo trabajando juntos, juntas; mirándonos mutuamente a los ojos, escuchándonos mutuamente, dando prioridad a los acuerdos que tengamos, y haciendo camino adelante conjuntamente.

Estamos deseando ponernos de cara al futuro. Y para ello es imprescindible sanar todo el dolor y todo el sufrimiento que viene desde el pasado. En esta andadura, todas las víctimas que ha habido, y que hay, merecen verdad, memoria y reparación. Tenemos que profundizar en esa dirección. Como ciudadanas y ciudadanos, a cada persona nos corresponde hacer nuestra esa responsabilidad, pues todas las personas merecemos vivir en una sociedad basada en la convivencia y la paz.

Sin embargo, todavía hay una cuestión que continúa generando sufrimiento, un nudo que hay que desatar. En concreto, el asunto que nos reúne hoy aquí. Actualmente, y aunque ETA ha dejado ya de existir, 269 presas y presos vascos están alejados a cientos o miles de kilómetros de sus familiares. Aunque estas personas que están en prisión tengan sus derechos, se les siguen imponiendo aún unas medidas excepcionales, medidas que van contra la legislación de España y de Europa; medidas que, además de a las personas presas, castigan de forma especial a niñas y niños y personas de edad avanzada.

A quienes soñamos con una sociedad que viva reconciliada y en paz nos une el respeto a los derechos humanos. Sabemos bien que la reconciliación es un proceso tan complejo como necesario, un proceso que se irá construyendo paso a paso. En ese sentido, consideramos imprescindible el cambio de la actual política penitenciaria, y para ello es totalmente necesario el empuje y el compromiso de todas y todos.

En concreto, son éstos los cuatro aspectos prioritarios que deberían resolverse lo antes posible:

  • El alejamiento. Que obliga a centenares de familiares a realizar centenares de kilómetros cada semana.
  • Las personas presas gravemente enfermas. Antes de llegar a sus últimos días de vida, estas personas tienen derecho a recibir, aquí y ahora, los cuidados que su enfermedad requiera.
  • Acumulación de penas impuestas en dos estados, tal como señala la legislación europea.
  • Progresión de grado. Las personas presas vascas cumplen el 100% de sus condenas en régimen de primer grado y ello va contra la legislación.

La política penitenciaria actual está encadenada al pasado, y se sustenta sobre una legislación excepcional. Creemos que es momento de proyectar la mirada sobre el futuro. Tenemos la oportunidad de dejar a nuestros descendientes un futuro mejor que el que nos dejaron nuestros antecesores. Ya ha desaparecido ETA, no queremos políticas que generen más sufrimiento.

Es tiempo de desatar nudos. AHORA. Tiempo de convivencia. Tiempo de sanar entre todas y todos las grietas abiertas durante años en nuestra sociedad. AHORA. Tiempo de unirnos quienes hasta ahora no nos habíamos podido unir. AHORA. Tiempo de resolver la situación de las personas presas.

Quienes nos reunimos hoy aquí somos vecinos y vecinas de Ezkerraldea que apoyamos la dinámica ORAIN PRESOAK. Hacemos un llamamiento a nuestras vecinas a que, si se identifican con nuestro sueño, contribuyan participando en las movilizaciones que se están organizando, entre ellas la que el próximo 29 de septiembre, sábado, a las 13:30 partirá desde la plaza del Kasko de Sestao, y la que el 20 de octubre llenará las calles de Donostia.