Alrededor de mil personas exigieron el fin de la dispersión en las calles de Iruñea en la manifestación convocada por Sare Nafarroa.

Cambio, una palabra que en el último año no ha parado de ser pronunciada, escrita, leída,… Cambio hacia una sociedad mejor, una sociedad más justa. Una sociedad que se base en el respeto hacia las personas, una sociedad que no permita la vulneración de derechos, una sociedad solidaria, cambio hacia una sociedad que quiere convivir.
Hoy, queremos hacer nuestra la palabra cambio. Un cambio necesario y urgente, un cambio que garantice el
respeto a los derechos humanos de todas las personas. Derechos que actualmente, los presos y presas vascas, así como sus familiares y entorno social y afectivo, ven sistemáticamente vulnerados, porque la privación de libertad no exime del cumplimiento de resto de derechos que como personas nos corresponden, y a nosotros y nosotras, navarros y navarras, nos corresponde también defender los derechos de quienes están en prisión, alejados a miles de kilómetros, en ocasiones también enfermos, y a los que los derechos se les arrebatan a golpe de ingeniería jurídica fabricada en el Ministerio del Interior, y por todo ello, cuando a un preso o presa se le arrebata un derecho están arrebatándonos a cada una de nosotras otro derecho. Cuando
a una persona presa se le vulnera el derecho a no ser dispersada, se está vulnerando el derecho a la visita de sus familiares y amigos, el derecho a la defensa de quienes están encargados de ella, el derecho al estudio, a comunicarse en euskera,… en definitiva, la vulneración del derecho a estar cerca de sus casas es una maleta llena de muchísimas más conculcaciones. Una maleta que queremos que tambien sea cambiada.
La política de dispersión obliga a los familiares a viajar todos los fines de semana miles de kilómetros para estar con su seres queridos tan sólo 40 minutos.
Obliga a menores de edad a perder clases, realizar viajes de más de 8 horas… una política criminal que ha permitido que las navarras Karmele Solaguren y Sara Fernández, perdieran la vida en la carretera.

Los estados español y francés están aplicando una sádica política penitenciaria que pretende, no sólo el castigo al propio preso o presa, sino el castigo a sus familiares y entorno social, porque cada fin de semana la ruleta rusa de la dispersión se pone en marcha y deja a su suerte la vuelta a casa sanos y salvos de todos y cada uno de nosotros y nosotras. Recordar que en lo que va de año, son ya 5 los accidentes provocados por la dispersión, y que 2 de esos accidentes se han producido en tan sólo 2 semanas, accidentes de los que hacemos responsables a los ministros de interior y justicia de los estados español y francés.
Porque como hemos indicado en repetidas ocasiones, la política de dispersión es contraria a la jurisprudencia europea, así lo hemos denunciado a través del libro editado por la red ciudadana SARE conocido con el nombre de “El libro de la dispersión”, como en el dossier avalado por 100 juristas y que presentamos hace algunas semanas en el colegio de abogados de Bizkaia.
Queremos apelar a toda la sociedad navarra a terminar con esta situación que no hace más que alargar el conflicto y obstaculiza la paz. Una paz, que sin duda alguna, todos los presentes anhelamos, una paz justa y duradera.
Por ello, os invitamos a subir al tren de los derechos humanos que hace unos meses la red ciudadana Sare puso en marcha y que está recorriendo los pueblos, barrios y ciudades de Euskal Herria. Un tren, que tiene como primera estación, el fin de la vulneración de derechos de las personas presas vascas y que ya lo han empezado a completar personas de diferentes sensibilidades y ámbitos como son el deporte, la cultura, la sanidad,…
Es momento pues de cerrar la puerta al sufrimiento y abrir las ventanas de la paz.
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